Carta de Carlos Jones sobre el accidente...



Por el respeto que me merece la ciudadanía panameña, aclaro, a través de este comunicado, la verdad de lo ocurrido, los hechos probados sobre el lamentable accidente de tránsito del que también fui víctima, para desenmascarar la orquestada conspiración levantada con el propósito de enlodar y pisotear mi nombre y reputación a base de mentiras y maldad.

Primero: No existe en el expediente o fuera de el indicio alguno de que estaba bajo los efectos de alguna bebida tóxica; por el contrario, los agentes de tránsito, paramédicos y médicos que me atendieron inmediatamente después del accidente han manifestado, con la gravedad del juramento, que no encontraron evidencia alguna de que hubiese ingerido licor.

Segundo: El Dr. Delgado, quien labora en el Centro de Urgencias de la Policlínica de San Miguelito de la Caja de Seguro Social (CSS), me examinó aproximadamente media hora después del accidente, y declara que no me encontraba bajo los efectos de bebida alcohólica; al solicitarle que me hiciera la prueba de alcoholemia, respondió que en el Hospital del Seguro Social no la hacen porque no tenemos reactivos; no es cierto que la hagan en el Hospital Santo Tomás ni siquiera en aquellos casos de homicidios dolosos.

Tercero: Desde el momento en que ocurrió el lamentable accidente, me encontraba en una patrulla de la policía, donde se me recomendó que debería ser examinado para ser tratado por los golpes recibidos y el estado en que se encontraba mi vehículo. Posteriormente fui voluntariamente al Hospital Santo Tomás, donde se me trasladó en la ambulancia del Seguro Social, sin ningún escolta ni custodio que significase alguna retención o detención: fue una decisión voluntaria, ya que el médico Delgado me dio a ELEGIR ENTRE IR AL HOSPITAL SAN FERNANDO O EL HOSPITAL SANTO TOMÁS, por lo que, al no ser atendido en el HOSPITAL SANTO TOMÁS, donde se atendía a las víctimas de otros accidentes, mi familia optó por trasladarme al HOSPITAL SAN FERNANDO.

Cuarto: Entré y salí por la puerta principal del Hospital Santo Tomás y en ningún momento estuve custodiado por ningún agente, como ha declarado públicamente el Director del Hospital. En el Centro de Urgencias del Hospital San Fernando me examinaron y me sometieron a distintos exámenes, lo que duró hasta las siete y media (7:30) u ocho (8:00) a.m. aproximadamente.

Quinto: Horas después del accidente, Medicatura Forense del Ministerio Público, me recogió muestras de orine para el correspondiente examen toxicológico: por la hora y puede comprobarse en el expediente que no había recibido por la sangre ningún tipo de medicamento u otra sustancia en mis dos primeras atenciones médicas, y que, al momento de tomar la muestra, pocos minutos antes, se me aplicó una venoclisis, precisamente porque el médico tratante diagnóstico que estaba deshidratado por no haber ingerido líquidos. Lo que no se ha dicho es que se me practicó, junto con la muestra de orine, un examen completo de toda clase de drogas, que ni a los imputados por homicidio doloso se les practica; incluso un vaso que se encontraba en mi vehículo fue sometido a las mismas pruebas, que resultaron también negativas. Todo puede ser corroborado en el EXPEDIENTE.

Sexto: La Fiscalía Auxiliar o la Procuraduría de la Nación, pese a que sabían de mi paradero, ordenó un allanamiento a mi residencia, declarándome prófugo y demás epítetos ofensivos que no ha podido probar, iniciando con ello una campaña de desprestigio a mi imagen personal y profesional.

Séptimo: Por ser abogado y conocer la ley, no estaba obligado a permanecer en el Hospital Santo Tomás, ya que en ese momento era víctima de un aparatoso accidente de tránsito, donde pude haber fallecido.

Octavo: Responsabilizo a la Procuradora General de la Nación de esta campaña de desprestigio en mi contra, y contra mi familia, que ha puesto en peligro nuestra seguridad física, e insto a los grupos y organismos gremiales a sensibilizarse en este tema, ya que se me ha aplicado un tratamiento selectivo en esta investigación, violando los principios de igualdad, imparcialidad y respeto de los derechos humanos, que debe ser el norte en un sistema democrático.

Noveno: Reitero mi solidaridad a los familiares y amigos de las víctimas fatales y los exhorto a que busquen la verdad de los hechos antes, durante y después del accidente de tránsito. Nadie conduce un vehículo con la intención de matar; mi familia y yo sentimos mucho dolor por lo ocurrido, y apelamos a la ayuda del Señor, Padre de Jesucristo y Nuestro Salvador.

No puedo cerrar esta breve explicación sin expresar mi más profundo agradecimiento a mi familia, amigos, colegas, pastores y hermanos en Cristo, quienes en todo momento han sido la fortaleza para enfrentar esta dura tragedia. A mis detractores debo decirles que por muy rápido que corra la mentira, siempre será alcanzada por la verdad. Dios nos guarde a todos de encontrarnos en una situación semejante.

Carlos A. Jones.
(Abogado)

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